Sobre la prohibición del maíz transgénico para consumo humano, decretada por el presidente Andrés Manuel López Obrador en México, investigadores y ambientalistas coincidieron en que existe un daño ecológico, si bien los daños a la salud son debatibles.
En primer lugar, Agustín López Munguía, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, explicó a 24 HORAS que el maíz transgénico se ha consumido por 30 años, y recordó que los alimentos genéticamente modificados son “estrechamente” vigilados en Estados Unidos y en cualquier otro país que se consumen.
“No podemos hablar de impacto social, podemos hablar de impacto ecológico, pero hablar de daños a la salud definitivamente no tiene fundamento, no hay ningún fundamento”, aclaró.
Además, López Munguía indicó que la postura del Gobierno de México va en contra de los desarrollos biotecnológicos modernos.
“Hay una postura, por así decirlo, antibiotecnología, antitransgénicos, pues resulta que después de 30 años de que el país ha importado, ha sembrado algodón modificado, ha sembrado soya modificada genéticamente, de pronto tengamos estas posturas radicales”, dijo.
“Esta medida contrasta con la que se acaba de tomar recientemente para prohibir el uso de las grasas trans en la formulación de alimentos, esta es una medida, pues recibida con beneplácito por todos los organismos regulatorios, porque está muy claro en México y en todo el mundo, pues que hay un daño asociado al consumo a la elaboración de alimentos con grasas trans”, agregó.
Por su parte, Viridiana Lázaro, encargada de la campaña de Agricultura y Alimentación en Greenpeace México, aseguró que el consumo de maíz transgénico por sí solo está relacionado con enfermedades que pueden ir desde reacciones alérgicas hasta crónicas degenerativas, como puede ser el cáncer, o metabólicas, como la diabetes.
Precisó que estos daños a la salud son adicionales a los que puede generar el uso de glifosato en los cultivos de maíz transgénico, pues éste es modificado precisamente para sobrevivir al uso de este herbicida.
“Nosotras sabemos, que hemos seguido el tema, que hay bastante evidencia científica desde el 2015, en que ya estaba considerado el glifosato como probable cancerígeno, lo ratificó la Organización Mundial de la Salud e hizo un meta-análisis, esto quiere decir que no solo se realiza uno o dos estudios, sino que revisaron más de mil estudios científicos en el que se mostraban los daños y los impactos del glifosato al medio ambiente”, expuso Lázaro.
Sobre el daño ecológico, detalló que este herbicida puede ser usado “a diestra y siniestra” con maíz modificado genéticamente, pero elimina al resto de las plantas y microorganismos.
La ambientalista señaló que el glifosato es un herbicida sistémico porque entra en los tejidos de las plantas, no se elimina con lavarla, por lo que si es utilizado para como alimento para animales no se pierde y al final, quienes consuman ese ganado, consumirán glifosato.
Al respecto, Viridiana Trejo, especialista en Ciencias Agrícolas de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, explicó que no es necesaria la importación del maíz transgénico en México, pues el país es un centro de origen.
“Por ser de alto riesgo para la posible contaminación de estos transgénicos en el maíz nativo, entonces nosotros contamos con aproximadamente 59, 60 razas nativas que bien podrían cubrir ese consumo interno”, explicó.
La especialista puntualizó que no se puede determinar si el maíz transgénico es dañino para salud, ya que se deben de hacer estudios duraderos para evaluar los efectos, y aseguró que al momento no hay muchos estudios que demuestren o que rechacen que son dañinos a la salud.
“De los estudios que han habido más largos es el del doctor Séralini, donde tuvo una duración de dos años, pero lo evaluó en en ratones, entonces ahí descubrieron que ese tipo de maíz y ese tipo de tecnología, pues sí favorecía al surgimiento de tumoraciones en el hígado y en otras partes de de los ratones”, dijo.
Pide senador evidencia científica de daños a salud
El senador panista Damián Zepeda llamó al Gobierno mexicano a presentar la evidencia científica que compruebe que el maíz transgénico daña la salud, para evitar ir a un panel de controversia por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Sin embargo, reconoció que el gobierno de México sí ajustó su decreto para evitar la entrada de maíz transgénico proveniente de Estados Unidos, cumpliendo parte del T-MEC.
“Me parece que México sí cumplió y ajustó su intención y creo que cada país está jugando su papel en este momento”, declaró el panista, quien recordó que el maíz que se produce en Estados Unidos solo es importado a México para forraje, es decir, alimento de animales.
“En México para consumo humano se usa el maíz blanco y ahí somos autosuficientes. Es un debate un poco falso”.
Sin embargo, el decreto publicado por el president
e Andrés Manuel López Obrador marca que también para el consumo animal se eliminaría gradualmente.
“Las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal realizarán las acciones conducentes a efecto de llevar a cabo la sustitución gradual del maíz genéticamente modificado para alimentación animal”, dice el documento.
Piden ofensiva en EU
Por: Karina Aguilar
Ayer, senadores estadounidenses pidieron contraatacar a México imponiendo un arancel de 35% a la importación de tubos de acero mexicanos, en una carta enviada a la representante Comercial Katherine Tai y a la Secretaría de Comercio Gina Raimondo.
Mientras que el miércoles, en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el presidente del Comité de Formas y Medios, Jason Smith, y el presidente del Subcomité de Comercio, Adrian Smith, pidieron al presidente de ese país, Joe Biden, iniciar una disputa formal por el decreto que prohíbe la importación de maíz transgénico a México, ordenado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En una carta dirigida a la representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, y al secretario de Agricultura, Tom Vilsack, los congresistas pidieron protección a los agricultores estadounidenses y los productos agrícolas de EU y hacer cumplir el tratado comercial.
“Es por eso que creemos que es hora de hacer cumplir agresivamente el USMCA (T-MEC), iniciando una disputa formal contra estas medidas. Debemos comprometernos con el Gobierno de México desde una posición de fuerza, no de debilidad”, reza el texto.
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