María Elena Ríos, activista y sobreviviente de intento de feminicidio con ácido por parte del exlegislador federal Juan Antonio Vera Carrizal, acudió a la Cámara de Diputados para exponer lo que consideró como irregularidades judiciales que llevaron a que su agresor consiguiera prisión domiciliaria y, con ello, su vida fuera puesta en riesgo de nueva cuenta.
“Vengo a dar testimonio de la podredumbre de un sistema que está dejando libres a nuestros agresores, un sistema que solo está disponible al mejor postor, que daña, agrede e insulta mi inteligencia, mi dignidad y la de todas las mujeres mexicanas… Yo no tengo dinero, pero tengo algo más poderoso que ustedes y los feminicidas de su calaña y se llama verdad”.
La saxofonista oaxaqueña calificó como “tortura institucional” la ampliación de tres horas a seis días de duración para la audiencia de amparo en la que el juez Teódulo Pacheco Pacheco modificó la medida cautelar de Vera Carrizal.
“Quiero pedir ayuda, mi proceso se ve cada vez más oscuro… Sabemos que no es casualidad que en México el 95 por ciento de los procesos están en impunidad y que sabemos perfectamente que la prisión domiciliaria no es una realidad, no se cumple, más si se trata de una persona que pertenece a un sistema de opresión histórico, que es el exceso de su economía. Tengo miedo de que me maten, que maten a mi familia. Es un feminicida, tiene el poder político y económico para volver a hacerlo”, dijo.
Tras exponer lo ocurrido en la audiencia, María Elena Ríos exigió la renuncia no sólo del juez Teódulo Pacheco, sino también de Eduardo Pinacho, magistrado presidente del Poder Judicial de Oaxaca, a quienes acusó de haber recibido dinero del exdiputado para ser “liberado”.
Para obtener el cambio de medida cautelar, Vera Carrizal argumentó padecer parkinson, hipertensión, diabetes y falta de control de esfínteres, lo cual no pudo ser comprobado por los peritos que analizaron las pruebas presentadas por la defensa del exdiputado, dijo la saxofonista.
María Elena Ríos afirmó que para efectuar la prisión domiciliaria, a Juan Antonio le fue otorgado un brazalete adquirido en una empresa privada, con lo que no se podrá garantizar un control de la permanencia del imputado en el domicilio.
“Juan Antonio Vera Carrizal dijo, riéndose: Señoría, yo tengo parkinson y cuando salga voy a limpiar mi nombre y no me voy a ensuciar las manos. No es difícil entender con su tono sarcástico lo que quiso dar a entender. Por eso estoy aquí, porque ya estoy harta”, dijo.
Tras una inspección domiciliaria hecha, la sobreviviente de feminicidio afimó que el inmueble en el que se pretende que el agresor continúe en “prisión” no cuenta con las medidas que impidan su fuga.
También reclamó que durante otra audiencia incidental llevada a cabo este martes, Vera Carrizal busca no garantizar la reparación del daño y recuperar los bienes que le fueron embargados, con los cuales ella logra pagar los tratamientos para conservar su salud tras el ataque con ácido en su contra.
Desde el Palacio Legislativo y con diputadas del PAN, PRI y PRD que la acompañaron y se comprometieron a legislar en la materia, dijo que “de nada sirve, si allá afuera sus leyes son muertas”.
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