Las familias de latinoamericanos que quedaron varadas en la frontera norte de México ahora pedirán al Gobierno de Canadá que les brinde asilo.
Esto, luego de la extensión que aplicó Estados Unidos al ‘Título 42‘ que afectó a migrantes que se instalaron en un campamento de Matamoros, Tamaulipas, y quienes ya han comenzado a elaborar un censo para registrar a los aspirantes de esta solicitud.
Ante el maltrato que argumentan por parte de la nación norteamericana, que los ha confinado al desasosiego por sus políticas, originarios de diversos países, principalmente venezolanos, han puesto la mirada en el “sueño canadiense”.
“No todos queremos ir hacia los Estados Unidos, y ya que ellos no nos abren sus puertas para llegar hacia donde queremos, nos estamos viendo en la obligación de hacer el llamado al Gobierno de Canadá para que por favor nos ayuden”, declaró la venezolana, Mary Carmen Garza.
La crisis humanitaria por la que atraviesan alrededor de 7 mil solicitantes al vivir en el bordo del río Bravo, que separa al territorio mexicano y estadounidense, y donde carecen de los servicios básicos, es un factor que ha sobrepasado la paciencia y encausado que se busquen otras opciones por parte de estos migrantes.
Dentro del asentamiento donde conviven los migrantes, se comenzó a pasar un cuaderno donde se apuntan los interesados en ingresar al país norteamericano, como parte de las acciones para buscar un contacto con el Gobierno canadiense, al que también se le entregará una carta para formalizar la petición.
“Como Estados Unidos con el ‘Título 42’ nos tiene vetados solo a venezolanos, nosotros buscamos como segunda opción Canadá, que nos puedan dar como un parón humanitario o sobre un asilo político, cualquier cosa que ellos puedan pronunciar”, argumentó el venezolano Junior Romero.
El grupo, que ha concebido la idea y que aún es reducido en comparación con la cantidad de personas que aguardan cruzar a Estados Unidos, está consciente que esa nación requiere mano de obra y una vez que abra sus puertas se redireccionará el flujo.
“Algún agente de la embajada de Canadá que venga a darnos información y a instruirnos de cómo podemos hacer el proceso para llegar, yo sé que mucha gente se va a ir”, expresó el venezolano Yoalvin Chacin.
En los últimos días, familias e individuos han pasado el río Bravo en colchones inflables para presionar al Gobierno de Joe Biden, pero no han tenido éxito porque son devueltos por la frontera de Matamoros.
La comunidad centroamericana y mexicanos desplazados, que es reducida en comparación de los venezolanos que ahora son mayoría, también se han sumado a este movimiento producto de la desesperación por no existir avances.
“Nos gustaría que también nos tomaran en cuenta, cualquier país que pudiera ayudarnos a nosotros también. Nos sentimos impotentes al ver tanto sufrimiento de tantas nacionalidades, no tenemos una respuesta de nadie”, mencionó la hondureña Corina del Carmen Amador.
En la actualidad solo se ha visto, en ese punto donde están aglomerados miles de migrantes, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM)) tratando de apoyar, pero la demanda supera cualquier esfuerzo, incluidos los activistas.
Con información de EFE