El filósofo uruguayo-mexicano Carlos Pereda, editor del “Diccionario de las injusticias“, aseguró este domingo en México que, a pesar del mundo injusto, la humanidad debe tener algo de optimismo porque de lo contrario se extinguirá.
Sin algo de optimismo no podríamos vivir. Cada mañana nos levantamos y empezamos el día; si pensáramos que todo va a salir mal, nos quedaríamos en la cama o algo peor”, dijo el académico en entrevista con EFE.
Pereda es el editor y la figura más visible entre los investigadores de habla hispana que escribieron las 146 entradas del diccionario, presentado este sábado en la Fiesta del libro y la rosa de la Ciudad de México.
“El problema no es que las injusticias hayan aparecido desde siempre, es que parecería que caminan junto con la humanidad. No se van a terminar nunca porque en cada época no solo recogemos las del pasado sino que se suman nuevas”, lamentó.
Publicado por la editorial Siglo XXI, el libro explora la falta de justicia en el mundo con ensayos concisos acerca de viejos lastres de la humanidad, como racismo, autoritarismo, egoísmo, femenicidios y xenofobia, y otros identificados hace poco tiempo, atomismo social, edadismo y contaminación acústica, entre ellos.
“Hay injusticias que nunca percibimos como tales, por ejemplo, la destrucción del medio ambiente. Tirar la basura no lo veíamos como injusticia y lo es porque estamos destruyendo el planeta. Tampoco pensamos que es una injusticia, el atomismo social, creencia de que la sociedad es un añadido de individuos”, comentó.
Más allá de los egos
Pereda, autor del libro “Los aprendizajes del exilio”, premio de ensayo Siglo XXI en 2008, acepta que los egos son una de las causas de las actitudes injustas, pero no la única.
“Las injusticias no tienen una raíz; una es el ego, pero hay otras; por ejemplo cuando un grupo piensa que las personas que no son blancas deben ser destruidas o por lo menos darles los peores trabajos. También están la xenofobia, el sexismo y otras”, reconoce.
El “Diccionario de las injusticias” es una especie de segunda parte del de las justicias, también editado por Pereda. Esta vez el académico y sus colegas no partieron de lo positivo sino de experiencias negativas.
“Tratamos todo eso que nos cancela, ese término tan de moda en estos tiempos”, explica.
Nacido en Florida, Uruguay, en 1944, Pereda es autor de 50 artículos y ha escrito una decena de libros, con temas tan sensibles como el exilio que él vivió en carne propia, el arte de conversar y la confianza.
“Hace poco leí que en Tijuana había una actitud de condena a los migrantes y los protagonistas eran migrantes. Tendemos a olvidarnos y el olvido de la propia historia es una raíz injusticias”, opinó.
Un abrazo a niños y ancianos
El “Diccionario de las injusticias” es también un abrazo a los niños, cuyos derechos se desconoce la sociedad, y a los ancianos, que en algunas culturas son respetados por su sabiduría, pero en otras son abusados.
“La discriminación a los pobres es reconocida desde el siglo XIX; se ha puesto el foco en ese problema, lo que no quiere decir que se haya solucionado, pero también son importantes las injusticias con niños y las personas mayores”, explica Pereda, al referirse a dos de los conceptos expuestos en el libro.
El volumen de 809 páginas también diserta sobre la tensión política que divide a los pueblos y la tendencia a la poca empatía con el otro.
“Pensamos que nosotros somos los buenos y los otros los malos. El esquema bueno-malo, amigo-enemigo hoy se ha transportado a todas las sociedades humanas”, lamenta el filósofo.
Es uno de los temas candentes del mundo actual en el que hay víctimas reales, pero también una tendencia al victimismo para atacar al prójimo.
“No pienso que alguien pueda tener una solución a los problemas del mundo. La solución seremos todos y todas o no habrá solución”, agregó.
-¿Hay razones para la esperanza?
-Por supuesto. Necesitamos cierta esperanza, cierta luz; estamos enredados en problemas, en injusticias pero hay que seguir adelante; un poco eso es la vida.
Con información de EFE