Inversionistas y empresarios tienen un moderado optimismo respecto a los resultados de la reunión trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá, debido a las fricciones comerciales en torno al cumplimiento del T-MEC por parte de México, de acuerdo con un reporte de Moody’s Analytics.
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“A pesar de que puedan darse algunos anuncios positivos de colaboración, tanto inversionistas como empresarios son cautos en sus expectativas sobre posibles resultados en cuanto a la controversia energética contra México interpuesta por Estados Unidos y Canadá”, expuso.
El canciller Marcelo Ebrard declaró ayer a Radio Fórmula que no estaba previsto que en la Cumbre de Líderes de América del Norte se tratara el conflicto energético para evitar convertir el encuentro en un panel.
“Lo que acordamos o tratamos de llevar entre los cancilleres es que no convirtiéramos la cumbre en una discusión (sobre la política energética de México). Convenimos en eso porque si no, convertimos la cumbre en un panel”, indicó el funcionario.
Bajo el amparo del T-MEC, Estados Unidos y Canadá formalizaron el año pasado una queja contra México por la política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues aseguran que da preferencia a las estatales Pemex y CFE, en perjuicio de las firmas estadounidenses y canadienses, lo que viola el tratado comercial.
Los tres países, cuyas economías aportan 28% del PIB global, apuestan por fortalecer el T-MEC, con un intercambio de tres millones de dólares por minuto entre enero y octubre pasado.
Eso los ha convertido en un bloque económico 50% y 55% mayor que China y la Unión Europea, respectivamente, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Tras reunirse el lunes con empresarios, el primer ministro Justin Trudeau recordó que su Gobierno y el de México trabajaron arduamente para mantener el tratado ante los amagues del expresidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos.
Los tres líderes se reúnen en un contexto complejo, que paradójicamente puede detonar una
mayor competitividad en la región.
En ese escenario se entrecruzan “la invasión de Rusia a Ucrania, la crisis energética en Europa, la política de cero covid en China y la tendencia hacia la regionalización de las cadenas de valor”, señala el IMCO.
Los tres países suscribieron una serie de acuerdos que incluyen el desarrollo de la industria de semiconductores y una reducción de 15% en la emisión de metano hacia 2030.
El presidente estadounidense Joe Biden había firmado en agosto una ley para impulsar esa industria en Estados Unidos por unos 52 mil millones de dólares, ante el temor de que China controle el sector. El Gobierno mexicano anunció luego su intención de sumarse al plan, para el cual dispone de reservas de litio, ahora nacionalizadas, pero cuyo tamaño se desconoce.
México quiere convertir su frontera con Estados Unidos en polo de desarrollo con el Plan Sonora, que incluye la explotación de litio, clave para el desarrollo de nuevas tecnologías y de autos eléctricos, la producción de estos vehículos mediante la reubicación de armadoras y la construcción de plantas de energía solar.
Washington ha expresado su apoyo a esa estrategia, que demandará inversiones por 48 mil millones de dólares, como parte de sus esfuerzos contra el cambio climático.
Con información de AFP
LEG
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