El domingo pudiera ser un indicador de hasta dónde pueden cohesionarse amplios sectores de la ciudadanía, más allá de los partidos.
PAN y PRI se van a sumar a la marcha sin entender la distancia. Le van a dar elementos al Presidente para desacreditar la manifestación, pero también tendrán que preguntarse los partidos qué rayos tienen que hacer en una marcha que es ciudadana y que el sólo hecho de que se sumen puede desacreditar más que ayudar.
Existe la impresión generalizada de que salen sobrando en esta ocasión y que bien pudieron sumarse a título individual más que a través de sus confusas dirigencias nacionales.
Pase lo que pase la manifestación tiene un objetivo muy concreto: la impugnación a la Reforma Electoral del Presidente. Pudiera ser el inicio de diversas manifestaciones, porque la reforma es un tema constante y de gran inquietud entre la ciudadanía.
No se va a perder dentro de los muchos asuntos que tenemos enfrente, porque existe una especial urgencia en aprobarla, con cambios o sin ellos, por parte del Presidente en este periodo de sesiones.
El Presidente apuesta a diario a ello. Pasa por alto todo lo que dijo y defendió sobre la autonomía del INE. Recientes videos difundidos en las redes sirven para recordar un discurso totalmente distinto al que tiene hoy López Obrador sobre el tema.
Quizá haya cambiado de opinión o quizá anda confiando en el olvido, pero lo cierto es que el reconocimiento que hizo hace algunos años sobre el INE fortaleció las propuestas y la instrumentación de cambio en el instituto, particularmente en lo referente a su autonomía y la forma en que se determinó elegir a los consejeros ciudadanos.
Independientemente de esto ahora el Presidente ve las cosas desde otra perspectiva. No reconoce los avances y coloca al Instituto como responsable de fraudes electorales en 2006 y 2012. Con el 2018 no entra en detalles, quizá por la gran cantidad de votos que obtuvo bajo el mismo sistema electoral y poco o nada repara en el proceso organizativo e instrumentado por el INE. Efectivamente no le dio el triunfo el Instituto al Presidente, lo que sí hizo es su obligación que ha cumplido durante muchos años: organizar las elecciones y ser garante de su legalidad.
Ayer nos decía el diputado por Morena Juan Ramiro Robledo que junto con la propuesta del Presidente existen 51 proyectos más. Sumemos a esto el Parlamento Abierto que llevó a una gran discusión, que bien puede ser la base temática para establecer un gran debate que fortalezca lo que tenemos más que le dé por desaparecerlo.
Se buscará, a decir del diputado, una amalgama de propuestas que permitan tomar en consideración a todas las partes; sin embargo, hay temas en los cuales será muy difícil que se alcancen acuerdos.
Como hemos referido en otras ocasiones, es clave tener un mecanismo puntual y de consensos en la elección de consejeros; es fundamental mantener la autonomía del INE, de los OPLES y redefinir los tiempos y costos de campaña para las elecciones directas de los aspirantes.
En estos temas es en los que hay desacuerdos, porque en la disminución de presupuesto para el INE y los partidos existen principios de acuerdo. Los resultados de la encuesta que mandó a hacer Morena no dan nuevas pistas, más bien ratifican ciertos consensos a lo que hay que sumar el reconocimiento al instituto y la credibilidad en el mismo.
Lo que haga el deteriorado PRI puede ser clave. Hasta ahora ha asegurado que no apoyará la reforma, pero habrá que verlos en acción, hay razones para dudarlo.
Más allá de las ironías con las que seguramente el Presidente emitirá sobre la marcha, habrá que ver de qué tamaño es y habrá que ver qué se viene en los días siguientes.
RESQUICIOS.
No le fue tan mal al presidente Biden y a su partido el martes. Una primera conclusión pasa por una derrota indirecta de Trump. Sin embargo, el escenario no queda definido del todo, crece el enigma hacia el 2024.