El poeta y cantautor español Joan Manuel Serrat se despidió para siempre del Zócalo capitalino de la CDMX, ofreciendo un concierto como parte de su gira del adiós El vicio de cantar, tras la cual se retirará de los escenarios tras 50 años de carrera.
Desde tempranas horas de ayer, cientos de personas se fueron congregando en la plancha del Zócalo para agarrar un buen lugar y poder disfrutar de la velada. Liz, por ejemplo, llegó a las 16:00 horas con un impermeable hecho de bolsas de plástico y tuvo la fortuna de alcanzar una silla hasta adelante.
Joan Manuel Serrat salió al escenario pasadas las 20:00 horas y ante miles de personas, bromeó respecto a su partida de los escenarios: “seguro escucharon que este era un concierto de despedida, quiero decirles que no hagan caso”.
El músico español no dejó pasar la oportunidad para agradecer por “el agua sagrada que envió Tláloc”, tras lo cual interpretó “Señora” y aseguró que la persona en la que se inspiró para componer este tema no se bañaba “en agua bendita o sagrada, se bañaba en gin tonic”.
Al terminar de cantar “Libertad”, el trovador español se dio unos minutos para recordar su juventud en su natal Barcelona:“Mi madre se dedicaba a trabajar como una mula; cocinar, cuidar de sus hijos, las tareas domésticas… sobre todo, en los momentos en que no tenía estas ocupaciones, confeccionaba pijamas para nosotros, le dediqué esta canción, una de mis primeras canciones basada en una canción de cuna que ella me cantaba para dormir”, narró el cantautor antes de entonar “Canço de Bressol”.
“Penélope”, tema que escribiría el autor en el año de 1969, fue recibido por los espectadores con nostalgia. Tras ello, Serrat se dio un momento para agradecer nuevamente a Tláloc “porque nos ha dejado respirar; también quiero dar las gracias a toda la gente que me enseñó a conocer, a querer este país, a entenderlo y que me permitió terminar con él de la mano después de tantos años”.
“Mi gratitud con todos los que se fueron antes.Más vale que mi agradecimiento quede escrito musicalmente”, agregó.
Posteriormente cantó junto a Úrsula Amargós “Es caprichoso el azar” y el público se encendió al sonar la icónica “Cantares”.
Para la interpretación de “Padre”, Joan Manuel Serrat detalló haberla creado hace 50 años en forma de protesta: “fue el momento en el que llegó la preocupación del efecto invernadero y desde ahí se empezó poco a poco a tomar conciencia de nuestros hábitos y lo que había que cambiar “.
A las orillas de la plancha del Zócalo las personas disfrutaron el concierto en pantallas gigantes; parejas abrazadas, adultos mayores que disfrutaban del concierto y personas que inmortalizaban el momento en sus celulares aguantaron las poco más de dos horas que duró el show, felices de haber podido disfrutar de éste probablemente último concierto del artista español.
La noche cerró con la canción “La fiesta”, donde el público cantó y bailó tomados de las manos despidiendo al famoso trovador, quien al grito de “¡Viva México cabrones!”, concluyó su presentación.