“Violencia sobre violencia”, es como califica el Colectivo Pacientes Oncológicas, lo que viven en el país, y quienes, por primer año, a pesar de no contar con medicamentos por parte del sector salud, se unieron a la marcha del 8M para visibilizar las violencias a las que se enfrentan.
Sandra Monroy, activista y paciente de cáncer de mama, refirió a La Razón que a ella, como muchas otras mujeres, “las ha consumido (la enfermedad). A ello se suman los malos tratos de médicos, incluso a veces de las mismas mujeres, quienes les hacen comentarios agresivos cuando solicitan una cita o, peor aun, cuando requieren de medicamento o diagnósticos oportunos”.
Aseguró que el “feminicidio institucional” existe, y tiene muchas y graves vertientes: “El primer tema de violencia y que exigimos que se repare es la falta de diagnósticos oportunos para menores de 40 años, además de que no hay acceso a medicamentos ni tratamientos, hay muchas mujeres de escasos recursos que requieren de un estudio que podría evitar que el cáncer avance, pero el trato en hospitales es inhumano”.
Otra paciente, Sandy, dijo que enfrentó la dura batalla del cáncer de mama, pero ésa no fue la prueba más dura de la vida: lo peor venía cada que se acercaba a las instituciones y al solicitar medicamento o buen trato, sólo recibía tratos indignos.
“Estamos entre tristes y emocionadas de salir y gritar lo que nos quieren hacer callar. Esta es la primera ocasión en la que el grupo se organizan para hablar sobre las violencias que vivimos, con este feminicidio institucional.
“Nos enfrentamos a la hipersexualización del cuerpo femenino, que nos pide ser reconstruidas a través de operaciones en casos de cáncer de mama. No somos dos pechos, las mujeres somos más que unos pechos”, expresó.